¡LIBROS, LIBROS, LIBROS...Espero complacer a todos

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  1. Oswaldo Lilly
     
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    Comentando un libro

    Título: Los doce Césares
    Autor: Cayo Suetonio Tranquilo
    Tamaño: 288 kb en zip.
    Calif: * * * * *

    Poco se conoce de la vida de Cayo Suetonio Tranquilo, uno de los escritores más leídos de la época romana, y cuya obra Los doce Césares que DoctorOdio ofrece hoy al usuario que lo quiera, constituye un acabado cuadro de las costumbres romanas en los años del Imperio. Se sabe sólo que nació hacia el año 69 (¡otra vez el dichoso numerito, jeje!) de nuestra Era y que murió en el 140, dedicándose a la labor historiográfica sobre todo desde el 122. También se sabe que por sus brillantes dotes de honradez y de inteligencia se atrajo la amistad de Plinio el Joven, siendo recomendado por él a Trajano.

    Se sabe asimismo que bajo el emperador Adriano ocupó la dirección de los Archivos en Roma, pero que, caído en desgracia por “haberse, a lo que se dice, permitido demasiadas familiaridades con la emperatriz”, se vio desposeído de su cargo y apartado de la corte. Fue entonces cuando compuso la mayoría de sus obras, que escribió en gran número. De todas ellas han llegado sólo a nosotros Los doce Césares y los breves tratados sobre los retóricos y gramáticos ilustres, y las Vidas de Lucano, Juvenal, Persio; las de Terencio y Horacio y una breve referencia sobre Plinio el Viejo, muchas de éstas de dudosa autenticidad.

    Se ha censurado a Suetonio, sobre todo con referencia a Los doce Césares, el haber mostrado una excesiva inclinación a la anécdota escabrosa, y la tendencia a oscurecer las figuras de los emperadores que no se mostraron favorables a su partido. Afortunadamente, sobre la mayoría de ellos poseemos los relatos de otros historiadores y poetas de la época, para convencernos de que si hubo, en él, efectivamente, tal deseo, no tuvo que esforzarse mucho en satisfacerlo. Vemos, por otra parte, que en las grandes figuras, Suetonio se muestra también grande e imparcial; se muestra, en fin, el Suetonio de las palabras con que Plinio le recomendaba al emperador “el más integro, el más honorable y el más sabio de los romanos”.

    “Los eruditos del siglo XVI, dice, por último, M. Baudement, sintieron tal vez una admiración excesiva por Suetonio; en cambio, la critica moderna le ha estimado quizá por debajo de sus méritos. La sinceridad de su narración, su ingenuidad, a la que Vobisque, y el mismo Plinio han rendido homenaje, un notable talento de escritor, y, principalmente, el vivo interés que despierta una historia doméstica y secreta, hacen de su obra uno de los más preciosos monumentos de la literatura latina.”

    Bueno pues ahí está, para todo aquél que lo pida.



    Edited by Oswaldo Lilly - 27/4/2005, 23:19
     
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  2. mexican vampiro
     
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    Me convenciste, Oswaldo, mándame el libro, no?
     
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  3. La_Desy
     
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    Buf jeje tuve que traducir trozos el año pasado. Anda que no es rebuscao el tal Suetonio, pero el libro vale la pena
     
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  4. Oswaldo Lilly
     
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    QUOTE (La_Desy @ 29/4/2005, 10:20)
    Buf jeje tuve que traducir trozos el año pasado. Anda que no es rebuscao el tal Suetonio, pero el libro vale la pena

    Desy...
     
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  5. Oswaldo Lilly
     
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    Eh, Mexican vampiro, dame un correo para enviártelo, porque el que tenía lo he borrado de DrAmor.
    Saludos.
     
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  6. mexican vampiro
     
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    Oswaldo, mi correo es [email protected]. Y ya que estamos en el tema de la Roma imperial, me acordé de un libro que leí hace mucho tiempo, muy bueno, se llama Yo, Claudio. Desgraciadamente no lo tengo como e-book pero lo recomiendo ampliamente.
     
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  7. mexican vampiro
     
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    Y aprovechando ... Desy, si no es mucha molestia, ¿me puedes mandar "Apostillas al nombre de la rosa" y "Traducciones de las citas latinas del nombre de la rosa"? Mi correo está en el post de arriba, gracias!
     
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  8. Oswaldo Lilly
     
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    Méxican. Te he remitido "Los Doce Césares" a tu correo.
    Saludos.
     
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  9. Oswaldo Lilly
     
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    Comentando un libro: François Villon

    Poeta truhán, habitué de las tabernas, pedigüeño sin suerte en diversas cortes, asesino y místico, amigo de las prostitutas, François Villon (François de Montcorbier, 1431-1463) suscitó más que otros de su tiempo las simpatías de los escritores románticos, y desde los primeros intentos por rescatar a la literatura medieval del olvido y el desprecio de los hombres del Renacimiento, Villon fue considerado el único gran poeta francés de esa época incierta.

    Hay que decir que su leyenda prevaleció por sobre el conocimiento de su obra, difícil e involuntariamente obscura y enclavada en su tiempo histórico y su itinerario personal (hombres que conoció, personajes del París de mediados del siglo XV, secretos que apenas se dejan adivinar, ya que buena parte de la obra de Villon fue escrita para goce de sus cómplices, por lo que está sembrada de alusiones obscuras y sugestiones).

    Durante el siglo XX el interés despertado por la Edad Media impulsó al estudio crítico de sus textos por parte de muchos investigadores, y la excelente traducción al castellano de la mayor parte de las poesías incluidas en este libro ha sido realizada por Rubén Abel Reches. Se incluyen dos poesías magníficamente transcritas por Luis Gregorich, y varias más traducidas por Carlos Alvar. La traslación del cuento “Un alojamiento para la noche” ha sido realizada por Antonio Bonano.

    Y como se ha dicho que para muestra basta un botón, pongo aquí una de sus monumentales poesías:

    Balada de buena doctrina

    Pues ya bulas apócrifas trafiques
    o vivas de ir trampeando con los dados
    o monedas corrientes falsifiques
    como los que terminan escaldados,
    delincuente sin dios ni rey, bandido,
    así estafes o robes o adulteres
    ¿en qué termina tu oro mal habido?
    todo se va en tabernas y en mujeres.

    Rima, zahiere, pulsa un instrumento
    como los locos que el disfraz protege,
    hazte el payaso, el mago, inventa un cuento
    y representa donde se te deje
    escarnios, farsas y moralidades,
    gana a las cartas: todo lo que adquieres
    -escucha atentamente y no te enfades-
    todo se va en tabernas y en mujeres.

    ¿Que ante tales infamias tú reculas?
    Entonces ve a labrar campos y prados,
    almohaza caballos, asnos, mulas
    si no te cuentas entre los letrados
    y ganarás bastante. Mas si acaso
    de los que el cáñamo trituran eres
    ¿no es verdad que el producto de tu brazo
    todo se va en tabernas y en mujeres?

    Calzas, jubones, bragas, capa
    y todos los vestidos que tuvieres
    llévalos -¡vámos! ¡que la edad se escapa!-
    a las tabernas pronto, a las mujeres.

    Este libro extraordinario está disponible para quien lo pida. Y sabido es que por aquí no hacemos excepciones.
    Saludos.

    Título: Poesías
    Autor: François Villon
    Tamaño: 426 kb en .doc
    Calif: * * * * *
     
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  10. Oswaldo Lilly
     
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    Comentando un libro.

    Hace unos años se transmitió por la TV de México una serie desconocida titulada Shogun que, tan sólo por su nomenclatura, supe que iba de japoneses y esas cosas. Al principio la vi sin atención, pero reconozco que la historia me atrapó desde el primer capítulo. Ése fue mi primer contacto con una obra de James Clavell, pero desde luego no el último.

    Mi insana curiosidad de lector me llevó a querer saber mucho más del autor y ahí me enteré de algo insólito: Clavell había estado cautivo durante la Segunda Guerra Mundial en un campo japonés para prisioneros de guerra y este punto me resultó absurdo. Sabida es la feroz reputación que los japoneses tienen para tratar a sus rehenes, y esto me hizo reflexionar en cómo una persona que había sufrido en carne propia tales crueldades, pudo después sentirse fascinado por esta cultura de oriente hasta el punto de dedicar buena parte de su vida a explorar la historia de Japón y China, tan sólo para escribir sobre ellas. ¡Oh paradojas!

    La respuesta la encontré mucho después al darme cuenta de que todo lo que James Clavell relata en sus novelas (Tai-pan, La Noble Casa, Gaijin, King Rat) se halla hondamente vinculado al enfrentamiento entre dos culturas, a la ancestral pugna entre dos formas de pensar y ver el mundo, como son las culturas oriental y occidental, y el modo en que unos a otros, desde su propia perspectiva, se consideraban bárbaros salvajes con los que se podría comerciar o entrar en guerra, según fuere más provechoso, pero jamás tomarse la molestia de ver las situaciones desde la antagónica visión del otro.

    Con Shogun, James Clavell consigue trascribir su fascinación por lo desconocido gracias a un ímprobo esfuerzo de documentación, que sin embargo logra siempre huir del Salgarismo, y al truco mil veces utilizado desde que el mundo es mundo, de situar en medio de la acción a un personaje ajeno al ambiente en que ésta se desarrolla y que proporciona al lector un punto de amarre en donde puede descansar, y con el que puede compartir su perplejidad ante todo lo que va ocurriendo. En Shogun, el personaje en cuestión es Blackthorne, un aventurero inglés que se irá orientalizando progresivamente hasta acabar convertido en un samurai al servicio de un señor feudal asiático. El lector acompañará de este modo a Blackthorne en su viaje, compartirá con él su incomprensión y buena parte de sus prejuicios y, a medida que transcurre el viaje, se va deshaciendo de su monomanía al mismo tiempo que el propio protagonista.

    Y hablando justamente de la misma paradoja visionaria, vale la pena preguntase qué es lo que pensaría cualquier lector japonés al leer esta novela extraordinaria, y por qué no, hasta qué punto se comprendería a sí mismo al ver retratado un estrato importante de su historia y de su cultura a partir de los ojos de un bárbaro occidental. Clavell escribe, casi siempre, desde una objetividad fría y distante, sin juzgar jamás lo que ocurre y permitiendo que sean los acontecimientos los que hablen por sí mismos.

    Libro: Shogun
    Autor: James Clavell
    Tamaño: 896 kb en zip.
    Calif: * * * * *

    Edited by Oswaldo Lilly - 17/5/2005, 23:51
     
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  11. Oswaldo Lilly
     
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    Y recuerden. Todos estos libros están disponibles para quien lo quiera con sólo solicitarlo.
     
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  12. Oswaldo Lilly
     
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    Comentando un libro.

    Desayuno en Tiffany's es una extraordinaria novela corta que, por sí sola, bastaría para consagrar a un autor. Trata sobre una mujer muy singular, quizás el más fascinante personaje creado por este maestro de seducción que fue Truman Capote.

    Atractiva sin ser guapa, tras rechazar una carrera de actriz en Hollywood, Holly Golightly, el personaje central, se convierte en una estrella del Nueva York más sofisticado. Bebiendo cócteles y rompiendo corazones, parece ganarse la vida pidiendo suelto para sus expediciones al tocador en los restaurantes y clubes high de moda, y vive rodeada de los tipos más disparatados, desde un mafioso que cumple condena en Sing Sing y al que visita semanalmente, hasta un millonario caprichoso de afinidades nazis, pasando por un viejo barman secretamente enamorado de ella.

    Mezcla de picardía e inocencia, de astucia y autenticidad, Holly Golightly vive en la provisionalidad permanente, sin pasado, no queriendo pertenecer a nada ni a nadie, sintiéndose desterrada en todas partes pese al encanto del glamour que la rodea, y soñando siempre en ese paraíso que para ella es Tiffany's, la famosa joyería neoyorquina.

    Desayuno en Tiffany's fue llevada al cine protagonizada por George Peppard y Audrey Hepburn, y llegó a convertirse en la película de culto de toda una generación.

    No bastarían unas cuantas páginas para describir el genio literario de Capote, pero sí podemos intuir su sicología en una frase que él mismo acuñó: “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio.”

    Libro: Desayuno en Tiffany' s
    Autor: Truman Capote
    Tamaño: 236 kb en .rtf
    Calif: * * * * *

    Saludos.
     
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  13. Oswaldo Lilly
     
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    Comentando un libro:

    Hablar de Arthur C. Clarke es hablar de un científico ateo confeso, así como se oye, que incursionó con gran éxito en el mundo de la literatura de ciencia ficción. Se puede decir que Clarke "inventó" el concepto de los satélites geoestacionarios veinte años antes de que éstos se materializaran en el ámbito de la ciencia espacial, y que ha sido, aparte de gran escritor, un gran divulgador de la ciencia y la tecnología genéricamente hablando.

    Sus relatos, que son muchos y de gran calidad, están llenos de una homogénea concepción de la ciencia y pertenecen a ese tipo de escritura de la hard fiction, aunque vista siempre desde un ángulo cargado de humanismo y trascendencia. Sus libros tienen básicamente la misma temática: La exploración de lo desconocido por parte de la especie humana, con encuentros extra-terrestres que nos abren a un mundo mucho más trascendente del que nuestros ojos pueden llegar a ver. En otras palabras, el autor “materializa” nuestras dudas, visiones y sueños y las transcribe a una historia contada desde una perepectiva futurista.

    2001: Una odisea espacial es ya un clásico de la literatura, y no hay duda de que su temática nos induce a comprender que Clarke siempre compartió con otros científicos un punto de vista unificado sobre el universo conocido que podría resumirse así: la humanidad aún tiene que hacer otra revolución copernicana y dejar de pensar que es la única inteligencia en un universo tan vasto y tan antiguo como el nuestro, que podría ser asimismo parelelo a otros. Clarke nos da a entender que debemos empezar a considerarnos como lo que en realidad somos: un pequeño grano de arena en una playa inmensa en la que probablemente existió vida inteligente, acaso mucho más evolucionada, desde hace miles de millones de años.

    Desde luego que para cualquier escritor es muy difícil tratar este tema con el rigor científico suficiente sin que su teoría se embrolle con opiniones seudocientíficas de gente que ve hombrecillos verdes por todos lados y que además nos visitan a diario. En este libro Clarke combina muy a propósito su brillante mente científica con la exploración y la libertad que le permite la literatura para plantear una serie de cuestiones de fondo e introducir a los lectores en la maraña de preguntas sin respuestas sobre el universo material y sobre el papel humano en el mismo, y que quizás constituyan, de paso, la lección de humildad que necesitamos para aprender más de nosotros y avanzar no solo tecnológicamente, sino también moralmente.

    Libro: 2001: Una odisea espacial.
    Autor: Arthur C. Clarke
    Tamaño: 166 kb. En *.rar
     
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  14. Lyla Amor
     
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    Hola Oswald!!!
    Realmente es fascinante leerte, sabes? antes me encantaba leer y muchisisismo habia ocasiones que hasta me amanecia leyendo, pero he aqui las consecuencias, mis ojitos ya no me responden muy bien que digamos, y otra el haber conocido el mundo cibernetico me alejo tambien de la lectura.

    Aprovecho tu conocimiento para que me des tu opinion del libro "EL CODIGO DA VINCI" en que concepto lo tienes y si ya lo leiste que opinas?...
    Agradezco tu tiempo.
    Besitos
     
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  15. Oswaldo Lilly
     
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    QUOTE (Lyla Amor @ 27/5/2005, 05:51)
    Hola Oswald!!!
    Realmente es fascinante leerte, sabes? antes me encantaba leer y muchisisismo habia ocasiones que hasta me amanecia leyendo, pero he aqui las consecuencias, mis ojitos ya no me responden muy bien que digamos, y otra el haber conocido el mundo cibernetico me alejo tambien de la lectura.

    Aprovecho tu conocimiento para que me des tu opinion del libro "EL CODIGO DA VINCI" en que concepto lo tienes y si ya lo leiste que opinas?...
    Agradezco tu tiempo.
    Besitos :fatina:

    Lyla…

    Pos mira, yo lo leí hace poco, y a mi juicio creo que habrá que reconocerle algo a este libro: verdad o ficción, lo cierto es que su trama ha despertado expectativas en todo el mundo: más de cinco millones de ejemplares vendidos, innumerables debates sobre la veracidad de su contenido, aclaraciones y desmentidos por parte de la iglesia católica, muchos trasnochados indagando sobre la existencia de sociedades secretas, miles de jóvenes impactados por la novedosa secrecía de la historia… y sigue la mata dando. Por si fuera poco y para cerrar el ciclo, la historia será llevada muy pronto al cine.

    Te podría decir para empezar que El Código Da Vinci, comercialmente hablando, es el libro “perfecto” para el “sueño perfecto” de un "escritor y soñador perfecto”, ni más ni menos. Calidades aparte, no hay duda de que Dan Brown consiguió fama y dinero con la novelita de marras, pero este fenómeno ya había sucedido antes, si mal no recuerdo, en España, con las obras de J.J. Benítez: los famosos Caballos de Troya, que por otra parte constituyen el encomiable esfuerzo de un autor del mismo género cuyos argumenos tampoco van tan mal, ehhh. Pero no es cosa de comparar, no es por ahí.

    Tratando en lo posible de ser objetivo sin alargarme tanto, te diría que todo el revuelo causado por la novela no es por otra cosa sino por el drive, creíble para algunos, falso para otros, de su argumento central: el cuestionamiento de la integridad moral y la santidad de Jesucristo, el autor de la doctrina de fe más fecunda de la historia humana. Desde luego, para lograr un buen background, el escritor hace gala de su habilidad para seguir una cábala que lo conduzca tramo a tramo al tema central, moviendo distintos hilos y aludiendo a diversas sociedades secretas y sus prácticas, y a personajes supuestamente vinculados con ellas, la mayoría de ellas cuestionables con el sólo uso del método de la comprobación histórica.

    La historia inicia con el asesinato del director del Louvre dentro de su propio museo; pero resulta que el interfecto no solamente se interesaba en el arte sino que era también el Gran Maestro de una sociedad secreta conocida como El Priorato de Sion (cómo no). Esta secta guarda un antiguo secreto que, de ser revelado, denigraría la autoridad moral de la iglesia y desacreditaría por completo al cristianismo bíblico original. Antes de morir, el director intenta transmitir este secreto a su bisnieta, criptógrafa de profesión (cómo iba a ser que no), y a un profesor de Harvard estudioso de lo arcano (el intelectual ad hoc), dejando una serie de pistas que espera los guíe más tarde a la verdad.

    ¿Cuál es en realidad este secreto? Pos desvelar la verdadera identidad del muy buscado Santo Grial, que en la novela de Brown no es la copa que usó Cristo en la Última Cena, como tradicionalmente se sabe, sino más bien la persona de María Magdalena, quien según El Priorato de Sión fue la esposa de Jesús, y fue también quien mantuvo el linaje real de Cristo dando a luz a un hijo de él. El Priorato guarda celosamente la ubicación secreta de la tumba de María Magdalena y está encargado de proteger, por si fuera poco, el supuesto linaje de Jesús, que según ellos ha continuado hasta hoy.

    La pregunta es: ¿Hay alguien que tome en serio estas ideas? De hecho los hay, y muchos. Cuando uno empieza a leer el libro, la primera palabra que encuentra, en negrita y con mayúsculas, es "HECHOS". Poco después Brown escribe: "Todas las descripciones de ilustraciones, arquitectura, documentos y ritos secretos en esta novela son exactas.” Es por ello que muchos lectores han dado por sentado que la afirmación del libro es verdadera. Pero Brown, además, tiene una forma de hacer que las novedosas teorías acerca de Jesús y su supuesta amante, insertas hábilmente en apócrifos evangelios y en la historia primitiva del cristianismo, parezcan creíbles. Estas teorías son adoptadas con pasión por los ficticios personajes más cultos de la novela: un historiador real británico, Leigh Teabing, y un profesor de Simbología Religiosa de Harvard, Robert Langdon. En boca de estos personajes, el lector desprevenido queda con la impresión de que las teorías son, en realidad, verdaderas.

    Pero hay más sobre el libro: Si nos fijamos bien, El Código Da Vinci viene a ser en realidad dos libros en uno. Hay por un lado una trama de intriga muy bien urdida que es la que capta el interés del lector y le impulsa a pasar las páginas de un modo compulsivo. ¡Bien por el autor! Pero por el otro, se detecta expeditamente la inserción de cierto dogma de corte “pedagógico” en el que Brown nos va introduciendo sutilmente, como todo buen vendedor de ideas, sin duda con un propósito. De ahí el controversial bullicio mundial que ha despertado la obra.

    Hay que decir, no obstante, que el método es peligroso porque ataca los fundamentos de una fe, y hace creer al lector profesante que la parte ”pedagógica” que él vende es verdadera. He ahí lo polémico, he ahí lo controversial. Muchos analistas aseguran que Brown inventa cosas con el fin de desacreditar una fe sustituyéndola por su propios dogmas. Yo, la verdad, no creo que sea para tanto. Hay de libros a libros. ¿Que sí hay libros prohibidos? Si, y muchos saben ésto. Y muchos también sabrán que lo que El Código Da Vinci pretende desvelar no es ni con mucho trascendente, aunque para otros sí lo sea. Cuestión de enfoques, Lyla. Por citar sólo un ejemplo, mientras Brown asegura que la pirámide del Louvre consta de 666 losetas (que por cierto todos saben que es el número bíblico del anticristo), la verdad es que son 763. Y si no, pos tendremos que ira París para contarlas. ¿Nos echamos el viajecito, jeje? Y este es sólo una de tantas afirmaciones falsas de que consta el libro, aunque no es mi propósito señalar ninguna.

    Yo digo, Lyla, que como suele suceder en estos casos, debe ser el lector quien juzgue y decida creer o no creer lo que el libro afirma. Cuestión de dogmas ¿No crees?

    Saludos.

    PD-te pido disculpas por mi carencia de epítome. Sinceramente no pude evitarlo, jeje.
     
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77 replies since 20/4/2005, 23:18   3289 views
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