Cuentos cortos de Mitología

Para enterarnos de la mitología universal

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  1. Buffy GiRL
     
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    Bueno, alguien me prestó un libro de mitología ilustrada y narrada de una forma muy coloquial, antes de devolverlo al menos les comparto esta, chévere si siguen poniendo ustedes de las que se sepan:

    EROS DIOS DEL AMOR

    Este dios es más conocido con su nombre romano, Cupido.
    Los romanos lo representaron como un niño travieso, juguetón y mentiroso. Al principio se dijo que era hijo de Caos y que encarnaba la armonía y la creatividad ; pero luego se consideró que era hijo de Afrodita , y se le vió como un joven apasionado que iba siempre acompañado por hímero (el deseo).
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    Eros tenía un hermano gemelo , Anteros, Dios del amor correspondido, representado como un joven adolescente cuando está al lado de Eros y que se convierte en un niño pequeño cuando no está con él. Cuando nació, Zeus, conocedor de sus artes de seducción y de sus mentiras, ordenó a Afrodita que lo hiciera desaparecer. La diosa lo ocultó en los bosques, donde fué amamantado por leones y tigres. cuando creció, se construyó u arco y unas flechas de madera, y se entrenó disparando a los animales.

    Eros tenía alas para dar a entender que la pasión amorosa no dura mucho, que es volátil; además el dios llevaba los ojos vendados, pues se dice que el amor es ciego y que los enamorados nunca ven defectos en aquel que es el objeto de su amor. Eros iba armado con un arco y unas flechas mágicas de oro y todo aquel que fuese herido con ellas caía profundamente enamorado, aunque también poseía flechas de plomo, que eran portadoras del odio.
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    Eros se entretenía disparando sus flechas contra los dioses o los mortales haciéndoles sufrir mal de amores en muchas ocasiones como le ocurrió a Apolo con la hermosa Dafne, aunque también simbolizaba la pasión pura que otorga la felicidad.
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  2. ~Isis~
     
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    La guerra de Troya

    Hace muchos, muchísimos años, varios Siglos, para ser más precisos, la Nereida Tetis decidió casarse con Peleo, uno de los mortales más nobles. Todos los dioses asistieron a boda. Todos menos Eris, la diosa de la discordia que no fue invitada. También concurrió Paris, un pastor troyano.



    Eris, herida por no haber recibido invitación, mandó al banquete una reluciente manzana y un sobre en el que indicaba que la misma era “Para la doncella más bella de la fiesta”



    Como era de suponer, todas las diosas se disputaban la manzana. Hera, Atenea y Afrodita, eran las candidatas más firmes. Para evitar discusiones al respecto, Zeus ordenó que fuese París el encargado de tomar la decisión.



    En un principio, Paris propuso hacer un reparto y dar a cada diosa un trozo de manzana, pero Zeus le ordenó que la más bella fuera solo una.



    Paris, se entrevistó con cada una. Todas quisieron seducirlo y sobornarlo, y la única que lo consiguió fue Afrodita, la diosa del amor. Le prometió el amor de la mujer más bella sobre la faz de la tierra, Helena, hija de Zeus y esposa del rey Menelao.



    Paris le dio la manzana y ella preparó el encuentro entre París y Helena quien al instante se enamoró de París. Ambos marcharon a Troya y se casaron.



    Pero Atenea y Hera descontentas con la decisión, visitaron a Eris y con su ayuda, prepararon una guerra de todos los griegos contra Troya. Hay quienes dicen que la guerra fue por una mujer, pero en verdad… la guerra fue a consecuencia de una manzana y varias mujeres.



    Me encanta la mitologia..que el hilo no decaiga

    Buffy: :abrazo: :besitos:
     
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  3. nefnietzsche
     
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    Las Aventuras de Thor y Loki

    Thor está casado con Sif, la cual tiene poder para prever el futuro (como las sibilas), y sus dos hijos son Magni y Modi, quienes sobrevivirán al Ragnarok y heredarán el martillo Mjolnir.

    Cuenta Snorri que Ökuthor y Loki viajaban en el carro guiado por chivos de Thor y llegado el anochecer se resguardaron en la cabaña de un granjero. Una vez allí, Thor sacrificó a sus dos chivos, los despellejó y los llevó a la olla para cocerlos. Thor, Loki y la familia del granjero los comieron, pero Thor les advirtió que no dañasen los huesos, aviso que no escuchó uno de los hijos del granjero, que rompió un fémur con su cuchillo. Thor ordenó a los campesinos echar los huesos en las pieles de los chivos. Por la mañana Thor se vistió, tomó al martillo Mjölnir y consagró las pieles de los chivos, que aparecieron entonces vivos de nuevo, más Thor se dio cuenta que uno cojeaba por tener el fémur roto, por lo cual Thor reprendió al campesino por haber sido su familia poco cuidadosos. Al saber lo que el hijo del granjero había hecho, Thor "dejó caer las pestañas sobre sus ojos", lo cual hizo por sí sólo que los campesinos se aterrorizaron y pidieran perdón, ofreciéndose a darle todo lo que tenían, pues Thor podía matar sólo con la mirada. Thor, iracundo, apretó el mango de Mjölnir hasta que los nudillos se le pusieron blancos, más al ver su miedo se calmó y aceptó que el hijo y la hija de los granjeros se convirtieran de entonces en adelante en siervos suyos, y así Thjálfi y Röskva siguieron siempre a Thor.

    Continuando el viaje hacia Oriente, llegaron al Jötunheim (la tierra de los gigantes) y al mar, y se embarcaron. Al tocar tierra, encontraron un enorme bosque por el que caminaron todo el día. Al anochecer se resguardaron en una cabaña enorme, cuya puerta era tan ancha como la misma cabaña. A medianoche hubo un gran estruendo, la tierra tembló bajo ellos y la casa se estremecía. Encontraron una celda y allí se resguardaron mientras esperaban la llegada del día escuchando gruñidos y estrépitos. Al amanecer, Thor salió martillo en mano y vio a un enorme hombre que dormía y roncaba fuertemente, explicándose así qué eran los ruidos de la noche. Thor se ciñó su cinturón, que aumenta su fuerza divina, pero en ese momento se despertó el gigante. Por una vez dudó Thor antes de golpear y le preguntó su nombre. Así descubrió que se llamaba Skrymir, y que la cabaña en la que se resguardaron era el guante del gigante y la celda el pulgar del guante. Skrymir preguntó a Thor si querían acompañarle, a lo que el as respondió que sí. El gigante abrió su bolsa y comenzó a devorar su comida. Les preguntó que si querían juntar las provisiones, y aceptaron pues tenían pocas. Skrymir las guardó en su bolsa y echó a andar a grandes zancadas. Al anochecer les buscó refugio bajo un gran roble, y se echó a dormir invitándolos a comer lo que quisieran. Thor intentó desatar la bolsa, pero increíblemente no pudo mover ni un nudo. Enfadado, se fue hacia donde dormía el gigante y le asestó un martillazo. Skrymir se despertó y preguntó si es que le había caído una hoja en la cabeza, si habían comido y si se iban a acostar ya, cosa que hicieron, aunque no pudieron dormir sin miedo... A media noche, Skrymir se puso a roncar de tal manera que el bosque retemblaba. Thor se levantó molesto y le golpeó de nuevo hasta clavarle medio martillo en el occipucio. Skrymir se volvió a despertar y achacó el golpe a alguna bellota que le hubiese caído... Thor, impresionado, le conminó a dormirse y se volvió a la cama. Cuando vio que el gigante dormía de nuevo le volvió a golpear en la sien, clavándole el martillo hasta el mango. Skrymir se despertó de nuevo y, frotándose la cabeza se quejó de los "pajarillos que habían echo caer sobre él alguna ramita". Viendo a Thor creyó que ya era hora de levantarse. Cogió su bolsa y continuó viaje, no sin antes recomendarles que si iban a la ciudad de Utgard no se hicieran los bravucones, pues allí había hombres que lo empequeñecían.

    Caminando Thor con sus compañeros, se toparon con una fortaleza tan alta que tuvieron que doblar el cuello sobre las espalda para verla en toda su longitud. Una verja les cerraba el paso y Thor no consiguió abrirla, pero era tan grande que pudieron entrar por entre los barrotes. Vieron una gran sala, y allí fueron.

    En la sala había dos bancos en los que estaban sentados enormes hombres. Se dirigieron al Rey Utgard-Loki (sin relación aparente con el otro Loki), que tardó en mirarlos y lo hizo con una sonrisa burlona, adivinando quién era Thor y retándolos a exponer sus mayores habilidades, pues Utgard estaba seguro que entre su gente habría quien los superara en todo.

    Loki se adelantó y lanzó su desafío: Nadie podría comer más rápido que él. Llenaron dos artesas de carne y llamaron a un tal Logi, y Loki comió la carne tan rápido como pudo, pero en el mismo tiempo Logi devoró además los huesos y la artesa!

    Entonces Thjalfi, el criado de Thor se ofreció para probar sus fuerzas haciendo una carrera con quien Utgard designara. Salieron a unas pistas y Utgard llamó a Hugi de los suyos. Echaron a correr, y Hugi iba tan por delante que dio la vuelta cuando Thjalfi aún no había salido. Utgard se burló diciendo que había visto hombres con pies más ligeros, y ordenó una segunda carrera, de tal manera que cuando Hugi fue y volvió, había la distancia de un tiro de flecha hasta su perseguidor Thjalfi. En una tercera carrera, para cuando Hugi llegó a la meta, Thjalfi aún no había llegado a la mitad.

    Acabada esa competición, Utgard preguntó a Thor en qué quería competir, eligiendo Thor batirse en la bebida con cualquiera de los hombres de Utgard. Utgard ordenó que le trajeran un cuerno de bebida y le dijo a Thor: "Pensamos que beber bien este cuerno es hacerlo de un sólo trago, pero hay algunos hombres que lo terminan en dos tragos, y no hay ninguno que sea tan mal bebedor que no lo apure en tres..." Thor miró el cuerno y no le pareció muy grande, aun que sí algo largo. Tenía mucha sed así que empezó a beber y dio un gran trago pensando que no tendría que volver a empinar el cuerno. Pero cuando se quedó sin respiración, Dejó el cuerno y para su sorpresa ¡el nivel casi no había variado! "Creía que Asathor podría dar un trago mayor", dijo Utgard. sin decir nada, Thor volvió a empinar el cuerno y bebió hasta la congestión, viendo que el extremo delgado no se empinaba todo lo que él hubiese querido. Cuando miró el interior del cuerno, vio que el nivel había descendido menos que antes... "No podrás decir que eres tan grande como dicen los hombres si no das en otros juegos más que en este", se burló Utgard. Thor se enfadó, y bebió de nuevo tanto como pudo, pero volvió a comprobar que el nivel del cuerno no descendió. Como no podía beber más, Entregó el cuerno.

    Utgard lo desafió a probarse en otros juegos, y Thor intrigado aceptó. Utgard le ofreció que probase a levantar del suelo a su gato, algo que hasta los niños de allí conseguían. Era un gato grande, y Thor le puso la mano en la tripa y tiró para arriba, pero cuanto más subía la mano, más arqueaba el lomo el gato. Cuando Thor llegó tan alto como pudo, todo lo que consiguió es que el gato levantase una de sus cuatro patas...

    "Tal como suponía, Thor es demasiado pequeño comparado con nuestros hombres", se seguía burlando Utgard. "Tan pequeño como dices que soy, ¡que venga alguien a luchar conmigo!", gritó Thor enfadado. Utgard dijo que entre todos sus hombres no había ninguno que fuese adecuado para luchar con Thor. A menos que Thor quisiera luchar con Elli, la vieja madrastra de Utgard, que había vencido a hombres más corpulentos que Thor. Y así ocurrió que cuanto más empeño ponía Thor en derribarla, más firme permanecía la anciana. La vieja comenzó a hacerle presas, y Thor no tardó en hincar la rodilla. Entonces Utgard le pidió que cesaran la lucha, y como ya era de noche dio a Thor y a sus compañeros un sitio donde sentarse y allí pasaron la noche.

    Al día siguiente, cuando se disponían a marchar Utgard les sirvió en la mesa comida y bebida, y después de eso los acompañó hasta fuera de la fortaleza, donde les confesó que ya se cuidaría él de que no volviesen por allí, pues había puesto a su pueblo en grave peligro, ya que Utgard se descubrió como Skrymir, y confesó que desde su encuentro les había causado alucinaciones: cuando Thor creía que le estaba golpeando la cabeza, Utgard confesó que le hubiese matado de acertarle, pero que en su lugar puso tres colinas que por los poderosos golpes de Thor quedaron convertidas en tres fosas. Loki comió rápidamente, pero no podía vencer a Logi, que era el Fuego, y que quemó también la artesa. Thjalfi compitió contra Hugi, que era el Pensamiento, y era normal que no pudiese vencerle pues no hay nada más rápido. El cuerno del que bebió Thor tenía un extremo en el mar, y los sorbos de Thor hicieron que se produjese un reflujo que llaman "médanos". Y al ver como el gato levantaba la pata todos se asustaron, pues ese gato era la serpiente de Midgard., que rodeará toda la tierra y que Thor levantó hasta el cielo. Y en cuanto a la pelea contra la vieja, Elli era la Vejez encarnada, y nadie puede vencerla. Así Utgard protegió su fortaleza con encantamientos para que nunca más la encontraran ni tuvieran poder sobre ella. Y cuando Thor oyó esta historia levantó iracundo el martillo dispuesto a aplastar a Utgard y a su fortaleza, pero habían desaparecido...

     
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  4. Buffy GiRL
     
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    Gracias por sus aportes chicos, en verdad me agradan estas historias.
    :)
    Y como dice Isis, espero que de vez en cuando sigan alimentando el hilo

    :hola:
     
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  5. sunrei
     
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    Perseo es un semidiós de la mitología griega, hijo de Dánae. Ésta había sido encerrada por su padre, Acrisio, en una torre, para impedir que tuviera trato con varón, ya que una profecía le había anunciado que moriría a manos de su nieto. Sin embargo, Zeus se metamorfoseó en lluvia de oro y consiguió acceder a la estancia de Dánae y dejarla encinta.

    Dánae engendró a Perseo, y al enterarse Acrisio los arrojó al mar en un cofre. Tras vagar durante mucho tiempo a la deriva, llegaron al reino de Sérifos, donde fueron recogidos por Dictis, hermano del gobernante de la isla, el tirano Polidectes

    La belleza de Dánae hizo que Polidectes también cayera enamorado de ella. Pensando que el joven Perseo podía ser un estorbo en sus planes intentó librarse de él mediante una estratagema. Esta consistía en hacer creer a todo el mundo que pretendía conquistar a la princesa Hipodamía. Polidectes pidió a los habitantes de la isla que le entregasen un caballo cada uno como presente para poder ofrecer como regalo a la princesa. Al no tener ningún caballo que ofrecerle, Perseo le prometió traerle la cabeza de Medusa, una de las tres Gorgonas que podía convertir en piedra a los hombres sólo con su mirada. Polidectles aceptó satisfecho el ofrecimiento, pensando que la misión era un suicidio y el joven nunca regresaría.

    Sin embargo, Zeus decidió ayudar a su hijo por lo que pidió a los dioses Atenea y Hermes que le prestaran su ayuda. Hermes le dio una espada con la que poder cortar la cabeza de Medusa mientras que Atenea le regaló un brillante escudo y le aconsejó sobre las tareas que tendría que realizar. Con el fin de encontrar el escondite de Medusa, Perseo fue en busca de las Grayas, tres brujas que sólo tenían un mismo ojo y un mismo diente y que compartían pasándoselos una a la otra. Perseo les arrebató el ojo y el diente, obligándolas a confesar donde estaba situada la residencia de Medusa a cambio de devolverselos.

    En su camino, Perseo se encontró con las náyades, de las que consiguió un zurrón mágico, el casco de Hades, que permitía volver invisible al que lo llevara puesto, y unas sandalias aladas. Con la ayuda de estos objetos logró introducirse en la residencia de las gorgonas. Usando el escudo como espejo logró cortar la cabeza de Medusa sin tener que mirarla. De la sangre de Medusa nació el caballo alado Pegaso.

    De vuelta a su hogar, Perseo encontró a Andrómeda encadenada a una roca, lugar donde había sido dejada por sus padres Cefeo y Casiopea para ser devorada por el monstruo marino Ceto. Perseo se enamoró de Andrómeda por lo que la liberó y mató al monstruo, convirtiéndolo en coral al mostrarle la cabeza de Medusa.

    Perseo y Andrómeda lograron finalmente casarse teniendo seis hijos: Perses, Alceo, Heleo, Méstor, Esténelo y Electrión, y una hija llamada Gorgófone.
     
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  6. MeaCulpa
     
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    ORFEO Y EURÍDICE

    Orfeo es uno de los héroes griegos más conocidos, músico, poeta, filósofo, amante y protagonista de diferentes historias que han pasado de boca en boca desde los Días Antiguos hasta la actualidad, a través de los siglos y los siglos.

    Aunque hay quien le da la paternidad a Eagro, rey de Tracia, muchos otros coinciden en que era hijo del mismo Apolo, fruto de una de sus aventuras con la musa Calíope. Esto explicaría sus tendencias artísticas desde la infancia, y su asociación con el sol, símbolo de su padre. También se cuenta que fue éste quien le regaló su primera lira, instrumento musical de siete cuerdas a las que Orfeo añadió dos más para que fueran nueve, como las musas.

    Cuentan que cuando Orfeo tocaba no sólo los hombres, animales y dioses se quedaban embelesados escuchándole, sino que incluso la Madre Naturaleza detenía su fluir para disfrutar de sus notas, y que así, los ríos, plantas y hasta las rocas escuchaban a Orfeo y sentían la música en su interior, animando su esencia. Más de una vez este mágico don le ayudó en sus viajes, como cuando acompañó a los Argonautas y su canto pudo liberarles de las Sirenas, o pudo dormir al dragón guardián del vellocino de oro. Pero eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión...

    Además de músico y poeta, Orfeo fue un viajero ansioso por conocer, por aprender... estuvo en Egipto y aprendió de sus sacerdotes los cultos a Isis y Osiris, y se empapó de distintas creencias y tradiciones. Fue un sabio de su tiempo.

    Con tantas cualidades, no era de extrañar que las mujeres le admiraran y que tuviera no pocas pretendientes. Eran muchas las que soñaban con yacer junto a él y ser despertadas con una dulce melodía de su lira al amanecer. Muchas que querían compartir su sabiduría, su curiosidad, su vitalidad.

    Pero sólo una de ellas llamó la atención de nuestro héroe, y no fue otra que Eurídice, quien seguramente no era tan atrevida como otras y puede que tampoco tan hermosa... pero el amor es así, caprichoso e inesperado, y desde que la vio, la imagen de su tierna sonrisa, de su mirada brillante y transparente, se repetían en la mente de Orfeo, que no dudó en casarse con ella. Zeus, reconociendo el valor que había demostrado en muchas de sus aventuras, le otorgó la mano de su ninfa, y vivieron juntos muy felices, disfrutando de un amor que se dice que fue único, tierno y apasionado como ninguno.

    Pero no hay felicidad eterna, pues si la hubiera, acabaríamos olvidando la tristeza, y la felicidad perdería su sentido... y también en esta ocasión sobrevino la tragedia.

    Quiso el destino que el pastor Aristeo quedara también prendado de Eurídice, y que un día en que ésta paseaba por sus campos, el pastor olvidara todo respeto atacándola para hacerla suya. Nuestra ninfa corrió para escaparse, con tan mala fortuna que en la carrera una serpiente venenosa mordió su pie, inoculándole el veneno y haciendo que cayera muerta sobre la hierba.

    No hubo lágrimas suficientes para consolar el dolor de Orfeo, y una noche de las muchas que pasó en vela llorando a su amada, decidió que si hacía falta, descendería él mismo a los infiernos de Hades para reclamar a Eurídice. Fue un viaje duro, tuvo que enfrentarse al guardián de las puertas de los Infiernos, Kancerbero, quien a punto estuvo de atacar pero que finalmente respondió a la música de Orfeo como otros tantos animales habían hecho anteriormente. Así fue como nuestro músico se internó en el submundo, sin cesar de tocar y de cantar su tristeza.

    Cuentan que el mismo Hades se detuvo a escucharle, que las torturas se interrumpieron, que todos encontraron un momento de paz en la visita de Orfeo. Sísifo, condenado a subir una piedra hasta la cumbre de la montaña una y otra vez, detuvo su marcha; los buitres que torturaban a Prometeo desgarrando sus entrañas se posaron en el suelo y Tántalo, quien jamás podría saciar su hambre o su sed, rompió a llorar olvidando sus necesidades. Y los Señores del Infierno, Hades y Perséfone, quedaron conmovidos por la belleza del canto de Orfeo.

    Así, decidieron devolver a la vida terrenal a Eurídice, con la condición de que ésta caminase detrás de Orfeo en el viaje de vuelta al mundo de los vivos, y que éste no mirase atrás ni una sola vez hasta que no estuvieran en la superficie. Y ambos emprendieron la marcha.

    El viaje fue difícil, lleno de penurias. Si la bajada al Hades había costado, el ascenso fue aún peor. Eurídice seguía herida y débil, y las sombras se cernían sobre ellos amenazadoras, el frío se colaba en sus huesos, los tropiezos eran cada vez más frecuentes. A punto ya de llegar a la salida, cuando los primeros rayos de luz traspasaron las sombras, Eurídice dejó escapar un suspiro aliviada, y Orfeo olvidó la orden de Hades y miró hacia atrás por un instante. Entonces su amada empezó a desvanecerse, pues la condición impuesta había sido violada, y aunque Orfeo se lanzó sobre ella en un abrazo que la retuviera, no fue más que aire lo que estrechó entre sus brazos.

    Orfeo intentó entonces descender de nuevo al Hades, pero Caronte, el barquero de la laguna Estigia, le negó la entrada, y ambos apenas pudieron despedirse con una mirada a través de las aguas. Y aunque esperó Orfeo siete días con sus siete noches en el margen del lago, acabó viendo que era demasiado tarde para enmendar su error, y marchó a vagabundear por los desiertos, sin apenas probar bocado, acompañado sólo por su lira y su música.

    Tiempo después, Orfeo tendría un triste final, y acabaría siendo descuartizado y los trozos de su cuerpo, divididos y esparcidos. Su cabeza les llegó a las Musas a la costa de Lesbos, navegando por el río, según se dice, aún moviéndose sus labios llamando a Eurídice, y fue allí donde las musas la recogieron y le dieron sepultura.

    Al cielo subió su música, transformándose en la constelación que lleva por nombre la Lira, que contiene la estrella Vega, una de las más brillantes del firmamento, como brillantes eran los ojos de su amada Eurídice, que tal vez siga esperándole aún en el Infierno, acompañada por el recuerdo de su canto.
     
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  7. hotbabe
     
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    Este me fascina, está en "El banquete" de Platón

    EL MITO DEL ANDROGINO

    Al principio, la raza de los hombres no era como hoy. Era diferente. No había dos sexos, sino tres: hombre, mujer y la unión de los dos. Y esos seres tenían un nombre que expresaba bien su naturaleza y hoy perdió su significado: Andrógino. Además, esa criatura primordial era redonda: sus costillas y sus lados formaban un círculo y ella poseía cuatro manos, cuatro pies y una cabeza con dos caras exactamente iguales, cada una mirando hacia una dirección, apoyada en un cuello redondo. La criatura podía andar erecta, como los seres humanos hacen, para adelante y para atrás. Pero podía también rodar y rodar sobre sus cuatro brazos y cuatro piernas, cubriendo grandes distancias, veloz como un rayo de luz. Eran redondos porque redondos eran sus padres: el hombre era hijo del Sol. La mujer, de la Tierra. Y el par, un hijo de la Luna.

    Su fuerza era extraordinaria y su poder, inmenso. Y eso los tornó ambiciosos. Y quisieron desafiar a los dioses. Fueron ellos los que osaron escalar el Olimpo, la montaña donde viven los inmortales. ¿Qué debían hacer los dioses reunidos en el Consejo celeste? ¿Aniquilar a las criaturas? ¿Pero como quedarse sin los sacrificios, los homenajes, la adoración? Por otro lado, tal insolencia era perfectamente intolerable. Entonces...

    El Gran Zeus rugió: Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a disminuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus cabezas, para que pudieran contemplar eternamente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tronco y moldeó su barriga, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día.

    Y ahí fue que las criaturas comenzaron a morirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando...

    Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en adelante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los dioses descansarían. Hasta podrían continuar involucrándose en el negocio de la vida. Con el tiempo las criaturas se olvidarían de lo ocurrido y sólo tendrían conciencia de su deseo. Un deseo que jamás estaría enteramente saciado en el acto de amar, porque aún derritiéndose en el otro por un instante, el alma sabría, aunque no pudiera explicarlo, que su ansia jamás sería completamente satisfecha. Y la nostalgia de la unión perfecta renacería, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor.

     
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  8. sunrei
     
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    Mira que bonita hot, esa nunca la había leído, gracias por ponerla. :abrazo:
     
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  9. hotbabe
     
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    Fíjate que yo no leí eso en el Banquete, sino que lo leí en un libro que escribió Oscar de la Borbolla: "Filosofía para inconformes" que por cierto te recomiendo ampliamente.

    Aquí está el testo de Oscar en donde hace referencia al mito, te advierto que este tipo es un tanto irónico, sarcástico y amargoso, pero a mi me encanta.

    Constitución del Amor

    En materia de amor, los últimos 25 siglos han pasado en balde: la humanidad no ha vuelto a agregar nada que valga la pena desde El banquete de Platón: disparates o reiteraciones es cuanto se ha dicho desde entonces. Hoy existen millares de novelas que se enciman hasta levantar un rascacielos de papel donde el amor se ve y se siente. Hoy, un mar de teorías, que se contraponen, lo representan como un reloj desarmado y hasta sabemos cual es su composición bioquímica; las sustancias que secreta nuestro organismo cuando estamos enamorados. Y, sin embargo, para ENTENDER el amor, seguimos contando con el mito platónico de los andróginos: ni un milímetro más allá en la comprensión de su sentido se ha avanzado. El Amor en El banquete es ese impulso por completarnos con el otro, por restituir con él la unidad perdida.

    Pero ¿de qué unidad habla?, en qué consistía el andrógino? Según Platón, era un ser doble: integrado por lo masculino y lo femenino en un solo cuerpo; con dos cabezas, cuatro brazos y cuatro piernas que le servían para girar como un hélice por el campo. El andrógino era un ser completo y, como tal, sin necesidades y, por ello, indiferente a los dioses. Zeus -cuenta el mito- ofendido por el desdén que surge de la autosuficiencia del andrógino, decide partirlo en dos: reducirlo a la mitad: debilitarlo: convertirlo en un ser menesteroso a quien siempre haga falta su otra parte, pues de ese modo -cree Zeus- dejará de ser indiferente y tendrá que volver manos y ojos hacia el Olimpo como un ser sumiso y necesitado.

    El amor surge entonces como un impulso hacia el otro, con la intención de recuperar la parte perdida, dice Platón, y dice bien; pero se queda corto, pues no agrega que el amor es, principalmente, un acto de rebeldía contra los dioses: la sublevación natural e inmediata contra la voluntad de Zeus, pues es en sentido estricto es a causa del amor que las manos y los ojos de los andróginos fracturados no se dirigen al Olimpo, sino más bien hacia los otros, hacia el abrazo, hacia la cópula que consigue anular , al menos en la práctica, el castigo de Zeus a nuestra indiferencia. Porque el amor, aunque pueda no completarnos, es un intento por remediar nuestro ser disminuido, nuestra mengua ontológica. Zeus lo comprende y por ello no sólo parte en dos a los andróginos, sino que revuelve las mitades para que no puedan reunirse con su mitad exacta, para que no embonen perfectamente; pero los hombres más sabios que el mismo Zeus, en un segundo acto de rebeldía, se abrazan a cualquier mitad y consiguen, aun en medio de la imperfección, olvidar nuevamente el Olimpo, pues de hecho, aunque desean completarse con su mitad perdida, les basta con construir un remedo de unidad, una comunión aproximada para sentirse satisfechos: EL AMOR REAL.

    Burlado Zeus enloquece y arrecia su castigo: manda la muerte a los amantes y, no contento todavía, los envenena con la muerte en vida: con el aburrimiento.
    El nuevo andrógino (la pareja), mal soldado por el amor, vuelve a partirse por la muerte: uno de los amantes es arrancado por Zeus. Pero los hombres, más rebeldes que temerosos, prefieren la viudez a la beatitud y, aunque la muerte del otro los mate un poco, les desgarre las entrañas ontológicas, no por eso dejan de abrazarse, de buscar la comunión mientras dure la vida. Zeus contempla enfurecido la conspiración de los hombres, porque los amantes conspiran en el lecho: ahí se entrelazan, se mezclan y se funden y con el orgasmo, recobran la unidad: el amor sí puede contra la muerte, pues aunque mañana los amantes tengan que morir, hoy olvidan al Olimpo.

    La muerte no es bastante: los hombres deberán conocer, aún, el aburrimiento, el hastío del otro, porque la vida, pese a su brevedad, dura demasiado para que los dioses soporten la indiferencia de los amantes y, por ello Zeus pervierte el amor infundiéndonos el fastidio, el cansancio. El otro, la mitad que brilla, comienza a declinar mucho antes de que llegué la muerte: con el estremecimiento que nos producía la unidad. Pero ni siquiera así consigue Zeus su propósito, pues en medio del hartazgo los seres humanos emprendemos una nueva rebelión metafísica: ya no el amor que finalmente es derrotado por el fastidio, sino la sensualidad, el placer instantáneo que al margen de comuniones metafísicas nos distrae, al menos durante unos segundos, de voltear al Olimpo.

    En el mito andrógino están las claves de la tensión entre el hombre y los dioses, entre el instante y la eternidad, entre la Tierra y el Cielo, pues, aunque de acuerdo con la lógica, cualquier ser partido por la mitad debería consagrarse a lo trascendente y hacer de su existencia una vocación luminosa, lo que ha ocurrido es lo contrario: los hombres se entregan al amor inmanente, al placer instantáneo y terminan montando, para rabia de Zeus, su raquítico absoluto sobre el puro y rebelde presente.

    Porque el amor y el placer no sólo sirven para rebelarse contra Zeus, sino contra su obra: el universo: los amantes no sólo no miran hacia el Olimpo: tampoco lo hacen hacia la naturaleza, ni hacia la sociedad: los amantes se encierran en una alberca de miradas y caricias cuyo destinatario exclusivo es el otro y ese otro es suficiente para eclipsar el universo: también el mundo resulta ignorado por el desdén de los amantes, por el ramalazo de su indiferencia. Y por ello, quienes como Zeus son borrados, ninguneado y excluido, maldicen el amor, pues la autosuficiencia y la autarquía que generan no son toleradas por nadie.

    Así, quienes de espaldas a los dioses y al mundo se encierran para edificar su propio mundo, su paraíso, experimentan, al salir de él, la más grave decepción metafísica, pues, por contraste, el cosmos, pese a la propaganda filosófica, es la cosa peor hecha: aquí todo se destartala, todo se pudre, ni la pluma del quetzal aguanta. El amor sirve para criticar el universo: a través de él se comprende la mala factura del cosmos: ¿por qué no podemos dejar las cosas a medias y regresar al día siguiente y encontrarlas perfeccionadas, por qué no rige una tendencia antientrópica, por qué dura más el tiempo en el fastidio y no se demora y es más lento en la dicha, por qué estamos mejor capacitados para perseverar en el dolor y, en cambio, la felicidad se nos paga inmediatamente?.



    Edited by hotbabe - 31/8/2006, 16:40
     
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  10. Buffy GiRL
     
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    GANESHA
    el dios elefante.

    Shiva y Parvati tuvieron un hijo, al que llamaron Ganesha. Un día, siendo Ganesha pequeño, se puso a jugar y a hacer travesuras molestando a su padre que, enfadado, le cortó la cabeza. Pero no se preocupen, a los dioses eso no les hacía daño y además, siendo Shiva el dios de la destrucción era normal que reaccionara así, pero también era el dios de la renovación.
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    Por eso, para solucionarlo después, se le ocurrió ponerle al niño al cabeza de un elefante, de modo que el dios Ganesha se representaba siempre asi: con el cuerpo de un humano y la cabeza de elefante.
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    Ganesha, como dios de la buena suerte, era invocado por los escribas y los mercaderes cuando tenían que iniciar algún negocio importante. Por ello también se colocaba una figura de elefante en al entrada de las casas, para asegurar que el dinero y la prosperidad no se escaparan y no faltaran nunca a los habitantes de ese hogar.

    Se decía que también era un dios muy goloso, amante de las dulces y era frecuente que apareciera con un colmillo roto, pero no se le rompió por comer dulces, sino luchando contra un demonio. Para vencerlo, al final lo convirtió en un ratón y, es curioso, ¿no saben que los elefantes, a pesar de su gran tamaño y su fuerza, tienen mucho miedo de los ratones?
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  11. enlasnubes
     
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    LA CAJA DE PANDORA

    Antes que fueran creados la tierra, el mar y los cielos, todas las cosas tenían el mismo aspecto, al que llamaban Caos, una masa confusa y sin forma, un peso muerto en el cual, sin embargo, estaban las semillas de las cosas. Como la Tierra, el Aire y el Agua estaban mezclados, la tierra no era sólida, el mar no era fluido ni el aire transparente.

    Dios y la Naturaleza pusieron fin al desorden, separando la tierra del mar y al cielo de ambos dos. Luego, Dios y la Naturaleza se las arreglaron para disponer mejor la Tierra y distribuyeron los ríos, las montañas y las bahías, dibujaron los valles, los bosques y las planicies. El aire se esclareció y las estrellas fueron apareciendo. Los peces tomaron posesión del mar, los pájaros del aire y las bestias de cuatro patas se apropiaron de la tierra.

    Pero era necesario un animal más noble, y entonces se hizo al Hombre. Prometeo tomó un poco de tierra, donde todavía se mezclaba con un poco de cielo, y mojándola con un poco de agua, moldeó en el barro al hombre, haciéndolo a imagen de los dioses, erguido, para que al revés de los otros animales, el hombre se levante hacia los cielos y observe las estrellas.

    Prometeo fue uno de los Titanes, una raza de gigantes que habitó la Tierra antes de la creación del hombre. A él y a su hermano Epimeteo fue encargada la tarea de hacer al hombre, y proveerlo, tal como a los otros animales, de las facultades necesarias para su preservación. Epimeteo fue el obrero y Prometeo vigiló el trabajo. Así fueron otorgando a los diferentes animales de coraje, fuerza, rapidez, sagacidad; garras para uno y alas para el otro, etc... Pero cuando llegó el momento de dar sus dones al hombre, que tenía que ser superior a todos los demás animales, Epimeteo había sido tan pródigo con sus recursos que ya no le quedaban dones.

    Prometeo entonces, para subsanar la situación, subió al cielo y, con la ayuda de Atenea, encendió su antorcha en el carro del Sol, y le regaló el fuego a los hombres. Este don hizo al hombre mucho más que todos los animales. El fuego permitió al hombre fabricar armas para vencer a los animales y herramientas para cultivar la tierra, pudo calentar su casa para independizarse del clima, y finalmente introdujo las artes y la moneda, lo que significa intercambio y comercio.

    La mujer todavía no había sido creada. La leyenda cuenta que Zeus hizo a la mujer y la envió a Prometeo y su hermano para castigarlos por haber robado el fuego... y también para castigar al hombre por haber aceptado el don.

    La primera mujer fue Pandora. Fue hecha en el cielo y todos los dioses contribuyeron en algo para perfeccionarla. Afrodita le dio belleza, Hermes la persuasión, Apolo la música, etc... Así equipada, Pandora fue llevada a la Tierra y presentada a Epimeteo que la aceptó feliz, a pesar de los temores de su hermano, que no confiaba en Zeus y sus regalos.

    Epimeteo tenía en su casa una habitación donde guardaba algunos objetos que no había alcanzado a repartir por la Tierra. Entre ellos un baúl. Poco a poco fue creciendo en Pandora una gran curiosidad por conocer el contenido de dicha caja; finalmente, un día quebró el sello y abrió la tapa para mirar dentro. Pero en ese mismo momento escaparon de la caja una multitud de plagas para atormentar a los hombres, como la gota, el reumatismo y los cólicos para el cuerpo, y la envidia, la ira y la venganza para el alma, y estos males se repartieron por todas partes.

    Pandora se apresuró en cerrar la caja, pero ya era tarde, todo el contenido de la caja había escapado, exceptuando una sola cosa que yacía confundida al fondo, esa era la esperanza. Desde entonces, aunque los males nos acechen, la esperanza nunca nos deja por entero. Y mientras tengamos un poco de esperanza, ningún mal puede derrotarnos completamente.

    Otra versión de esta misma historia cuenta que Pandora fue enviada por Zeus al hombre como un signo de bendición. Como regalo de matrimonio, ella fue dotada por todos los dioses con bienes que guardaron en una caja. Pandora abrió accidentalmente la caja y todos las bendiciones escaparon, menos la esperanza.

    Según varios comentaristas, esta es la versión correcta porque ¿cómo podría una virtud tan sutil como la esperanza estar guardada con todo tipo de males?

    Sigue contando la leyenda griega que desde cuando la Tierra estuvo poblada, han sucedido las edades. La primera fue una era de inocencia y felicidad, llamada la Edad de Oro. La verdad y el derecho permanecían siempre vigentes, aunque no estaban obligados por ninguna ley escrita, ni hubiese magistrados encargados de hacerlos cumplir, ni castigos para los infractores.

    En esa época los bosques no eran talados para construir navíos, ni tampoco para levantar fortificaciones alrededor de las ciudades. No había espadas, lanzas ni yelmos. La Tierra entregaba lo suficiente para la supervivencia de los hombres, sin que fuera necesario el trabajo de sembrar o recolectar. En esa edad, decían los griegos, reinaba una eterna primavera, y los ríos fluían con leche, vino y miel amarilla destiladas de los arces.

    A esta era feliz, sucedió para los hombres, la Edad de Plata, inferior a la del Oro, pero superior a la de Bronce, que vendrá después. Al comienzo de la Edad de Plata, Zeus acortó la primavera y dividió el año en estaciones. Se endurecieron los extremos del frío y el calor, y fue necesaria la construcción de las casas. También fue necesario desde entonces sembrar los granos para conseguir una germinación adecuada. Y se comenzaron a redactar las primeras leyes y nacieron los primeros funcionarios encargados de vigilar su cumplimiento.

    La Edad del Bronce fue más salvaje, las leyes se transforman en códigos y los hombres se muestran dispuestos a atacar apenas ven a otro más débil.

    Pero la era más dura, la peor, es la Edad del Hierro. Dicen los griegos que en esa época, el crimen se entronizará en la sociedad humana; la modestia, la verdad y el honor no serán considerados más que como palabras vacías, el lugar que ocupaban como valores humanos, serán reemplazados por el fraude, el engaño, la violencia y el enfermizo afán de ganancia. Los marinos navegarán por todos los mares y los árboles serán desprendidos de las montañas. La Tierra, que hasta ahora había sido cultivada en común, comenzó a ser dividida en posesiones particulares y los hombres, insatisfechos con la producción de la superficie, comienzan a horadarla para extraer las riquezas de su interior. Entonces se produjo el engañoso hierro y el oro, más peligroso aún. Usando ambos metales como armas, la guerra se extenderá por todas partes. El visitante no estará a salvo en la casa del amigo; hijos y padres, hermanos y hermanas, maridos y mujeres desconfiarán el uno del otro; los hijos querrán que sus padres mueran, para heredarlos; desaparecerá el amor familiar y la Tierra se cubrirá de risas falsas y los dioses la irán abandonando uno a uno. La última en dejar la Tierra será Astrea, la inocencia y pureza, hija de Themis, la justicia.

    Viendo este estado de cosas, Zeus arderá de ira y convocará a un congreso de dioses. Todos obedecen el llamado y toman camino hacia el palacio de los cielos. El camino, que uno lo puede ver claramente en las noches, en el centro de cielo: la Vía Láctea. A lo largo del camino se encuentran, según los antiguos griegos, los palacios de los dioses más ilustres, los seres corrientes del cielo viven en cambio a ambos lados de la Vía.

    Una vez reunidos los dioses, Zeus se dirige a la asamblea describiendo el espantoso estado de la Tierra y termina anunciando su decisión de destruir a la totalidad de sus habitantes para crear una nueva raza, distinta de la anterior, que sea más feliz de vivir y así alaben mejor la grandeza de los dioses.

    Apenas terminó de hablar, Zeus toma uno de sus rayos y cuando iba a arrojarlo contra la Tierra para destruir mediante el fuego a sus habitantes, cuando se dio cuenta de que una conflagración así pudiera poner en peligro a los propios cielos y cambió de táctica.

    Amarró al viento del norte y soltó las cadenas que aprisionaban al viento del sur. Pronto un manto de nubes negras cubrió la Tierra dejando caer torrentes de lluvia. Las plantas de granas se tendieron y la labor de los campesinos quedó destruida en menos de una hora.

    No contento aún, Zeus llamó a su hermano Poseidón, el dios de las aguas terrenales. Éste sacó de madre a los ríos que inundaron la Tierra al mismo tiempo que ordenaba un terremoto que hizo caer el flujo de los mares sobre las playas. Castillos, hombres, animales y casas fueron barridos por las aguas embravecidas.

    Cualquier gran edificio intacto era asaltado por las olas y pronto sus torres quedaban sumergidas.

    Los textos y las tradiciones clásicas se explayan en la descripción de esta destrucción hasta que finalmente no quedó sino agua sobre la superficie de la Tierra, sólo el Parmaso, elevado sobre todas las montañas, se levantaba sobre las aguas.

    Allí buscaron refugio los únicos sobrevivientes. Deucalión y su mujer, Pyrra, ambos de la raza de Prometeo. Él era un hombre justo y Pyrra una mujer con gran fe en los dioses.

    Apenas Zeus vio que estaba todo devastado y sólo quedaban estos sobrevivientes, soltó al viento del norte para que despejara las nubes y separase los cielos de la tierra. Poseidón ordenó a Tritón que soplara su cuerno. Las aguas obedecieron y poco a poco recuperaron su cauce normal, aparecieron otra vez las playas y los ríos volvieron a sus cauces.

    Entonces Deucalión habló así a su esposa: "Esposa, única mujer sobreviviente, antes nos unió el matrimonio y la crianza de los hijos. Ahora nos une un peligro común. Tal vez haya recaído sobre nosotros el poder de nuestro antepasado Prometeo, y tendremos que renovar la raza humana tal como él lo hizo la primera vez. Pero como no estamos seguros, vamos al templo y preguntemos a los dioses lo que debemos hacer".

    Entraron al templo, deformado por el cataclismo y se acercaron al altar donde ya no ardía el fuego sagrado. Se postraron en tierra y rogaron por una inspiración divina que les permitiera resolver la miserable situación en que estaban. El oráculo respondió así: "Abandonen el templo con la cabeza velada, las vestiduras sueltas y vayan arrojando detrás los huesos de vuestra madre".

    Escucharon asombrados. Finalmente Pyrra comentó: "No podemos obedecer, ¿cómo vamos a profanar los restos de nuestros padres?"

    Ambos cayeron después en una profunda meditación. Hasta que Deucalión dijo: "O me engaña mi inteligencia o hay una sola forma de cumplir este mandato sin caer en la impiedad. La Tierra es la gran madre de todo y las piedras son sus huesos. Esos son los huesos que podemos arrojar detrás nuestro sin ser impíos... Creo que eso es lo que quiere decir el oráculo, y por último, no haremos daño intentándolo".

    Así, velaron sus cabezas, se desataron las vestiduras, cargaron numerosas piedras y las fueron arrojando a sus espaldas a medida que caminaban.

    Y entonces sobrevino el milagro: las piedras crecieron, haciéndose más suaves y adquiriendo formas humanas, como pedazos de rocas en las manos del escultor. Las piedras que arrojaba Deucalión se convertían en hombres y las de Pyrra en mujeres. Y así los dioses, eso decían los griegos, repoblaron la Tierra con una raza más acostumbrada al trabajo.
     
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  12. luliipop
     
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    GANESHA
    el dios elefante.

    Shiva y Parvati tuvieron un hijo, al que llamaron Ganesha. Un día, siendo Ganesha pequeño, se puso a jugar y a hacer travesuras molestando a su padre que, enfadado, le cortó la cabeza. Pero no se preocupen, a los dioses eso no les hacía daño y además, siendo Shiva el dios de la destrucción era normal que reaccionara así, pero también era el dios de la renovación.

    Por eso, para solucionarlo después, se le ocurrió ponerle al niño al cabeza de un elefante, de modo que el dios Ganesha se representaba siempre asi: con el cuerpo de un humano y la cabeza de elefante.

    Ganesha, como dios de la buena suerte, era invocado por los escribas y los mercaderes cuando tenían que iniciar algún negocio importante. Por ello también se colocaba una figura de elefante en al entrada de las casas, para asegurar que el dinero y la prosperidad no se escaparan y no faltaran nunca a los habitantes de ese hogar.

    Se decía que también era un dios muy goloso, amante de las dulces y era frecuente que apareciera con un colmillo roto, pero no se le rompió por comer dulces, sino luchando contra un demonio. Para vencerlo, al final lo convirtió en un ratón y, es curioso, ¿no saben que los elefantes, a pesar de su gran tamaño y su fuerza, tienen mucho miedo de los ratones?



    Luli
     
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  13. mi peluchito
     
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  14. Viajarenlaluz
     
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    La Vainilla. Mitología totonaca, México. Espero les guste =)

    Cuentan los abuelos totonacos, que hace mucho tiempo en la Gran ciudad del Trueno Tajín, el Rey totonaca Teniztli tercero tuvo una hija muy bella llamada Tzacopontziza o lo que es lo mismo en castellano, Lucero del Alba. Por ser tan hermosa, fue consagrada al culto de Tonacayohua diosa de la siembra y el alimento; por lo cual no debía enamorarse de algún hombre. En la misma ciudad vivía el príncipe Zkatan-oxga Joven Venado el cual, cuando admiró la belleza de Tzacopontziza una mañana que caminaba por la selva, quedó completamente enamorado de tan grande hermosura, y ella correspondió a su amor a pesar de saber que no debía hacerlo por el hecho de ser doncella consagrada.

    Cuentan también que una mañana de mayo, cuando las flores abren y ofrecen sus exquisitos aromas, Tzacopontziza salió a buscar tortillas para ofrecérselas a Tonacayohua, pero ya no regresó; huyó hacia las montañas de poniente al lado de su amor Zkatan-oxga. Grande fue su sorpresa, cuando al llegar a la cumbre más alta, se les apareció un monstruo enorme que los envolvió en fuego obligándolos a regresar a Tajín. Allí, todos los sacerdotes ya los estaban esperando, y sin darles explicaciones los llevaron al adoratorio donde les extrajeron los corazones ofreciéndolos a Tonacayohua.

    Los cuerpos de los dos enamorados fueron arrojados a una barranca. Tiempo después y tras secarse toda la hierba frente al adoratorio, brotó un arbusto el cual se elevó unos metros con un espeso follaje. Posteriormente, nació un bejuco que trepó sobre ese arbusto, y al paso del tiempo floreció hermosamente; los sacerdotes no dudaron en venerar el sitio, pues pensaban que esas plantas eran símbolo de la sangre real y preciosa de los nobles enamorados. Pero más sorprendidos se quedaron, cuando al transcurrir un año, las flores se convirtieron en vainas que desprendían un aroma exquisito: era la esencia de Tzacopontziza; a la flor la llamaron Caxixanath, que significa flor recóndita. Hoy la reconocemos como vainilla.



    Edited by Viajarenlaluz - 17/9/2011, 19:37
     
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  15. dj156
     
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    0la soy sus viejo :P :P :P :P :P :P
     
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16 replies since 30/8/2006, 23:28   205970 views
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